Esta unión lleva dentro el potencial de los extremos, tanto el positivo como el negativo, que puede concretarse en una relación maravillosa o destructiva, según la trabajen ambos.
Los dos necesitan ser el centro de atención por lo que rivalizarán desde el primer momento, tanto a la hora de dirigir como de destacar, por lo que si realmente desean continuar juntos tendrán que alternarse el poder y compartir el escenario.
El dragón es individualista y voluntarioso, y junto a otro igual, se fijará metas muy ambiciosas.
Aunque deberán ser constantes si quieren alcanzarlas porque es posible que pierdan la paciencia antes de llegar al final.
Su tendencia imaginativa les hace ser emprendedores pero en ocasiones sus ideas se convierten en sueños inalcanzables y necesitan la ayuda de alguien más sensato que les traiga de vuelta a la tierra.
Dos dragones soñadores juntos pueden ser incapaces de estabilizarse el uno al otro y acabar malgastando el dinero o embarcados en proyectos destinados al fracaso.
Otro aspecto que deben vigilar es el mal carácter que manifiestan cuando algo no sale como ellos esperan o cuando se les lleva la contraria. Si no consiguen dominar estos ataques de ira es posible que sufran fuertes discusiones, lanzándose los trastos y gritándose.
Pero no todo es negativo… Si dos dragones realmente se estiman y quieren conservar su relación, seguro que lo lograrán. Tendrán que aprender a ceder el puesto de honor, a dar la razón al otro, a pensarse dos veces dónde invertir el dinero y a respetar su independencia.
Cuando lo consigan y las aguas vuelvan a su cauce se convertirán en una pareja envidiable y triunfadora, que disfrutará de la vida, se amará intensamente y sabrá sacar partido de cualquier oportunidad que se presente.